María
Mercedes Cuéllar, Presidente de Asobancaria, salió a revirar en Caracol Radio
porque el Ministro de Hacienda se atrevió a criticar las tarifas abusivas que
los bancos cobran a sus clientes por el uso de cajeros automáticos, tarjetas
débito y crédito.
Dice
la doctora Cuellar que no entiende por qué la gente se queja, ni por qué el
Gobierno vigila más al sistema financiero que a otros negocios. Cita como
ejemplo a los productores de papa. Ella se pregunta por qué el Gobierno
interfiere y vigila las tarifas de los servicios bancarios y no hace lo mismo
con el precio de la papa.
Aunque
la experta es ella, voy a intentar explicarle a la Presidente de Asobancaria en
donde puede estar la diferencia.
En
primer lugar, creo que el Gobierno se preocupa y está más atento a lo que hacen
los bancos porque ellos trabajan con nuestra plata, la de ahorradores y cuenta
habientes, y no con la suya. Los paperos trabajan con la de ellos.
En
segundo lugar, porque cuando un papero se quiebra pierde su plata. Aún no se ha
sabido de gobiernos que hayan tenido que imponerle un impuesto especial a los
consumidores de papas a la francesa para sacar de la quiebra a los cultivadores
del tubérculo.
Cuando
un banquero se quiebra en cambio, las pérdidas las debemos asumir todos los
ciudadanos así no hayamos tenido nada que ver en la quiebra.
Inclusive quienes ni siquiera tienen una pinche cuenta de ahorros. Hasta nos ponen impuestos.
Inclusive quienes ni siquiera tienen una pinche cuenta de ahorros. Hasta nos ponen impuestos.
Recordemos
cómo, por qué y para qué empezó el 4 por mil. Creo que también debe influir el
hecho de que cuando mejora la producción de papa, los paperos nos rebajan el
precio del bulto, mientras cuando los banqueros aumentan sus ganancias, apenas
se limitan a presumir del aumento de su riqueza por la prensa. Ni siquiera se
les ocurre darnos las gracias por dejarlos que hagan con nuestra plata lo que
les da la gana.
No
existen listas negras de excomelones de papas fritas. Abundan las listas negras
de deudores morosos. Los paperos no llaman a media noche a embutirnos una papa
salada. Los bancos llaman el domingo por la mañana a obligarnos a recibir una
nueva tarjeta de crédito.
Finalmente,
doctora Maria Mercedes, los paperos no nos cobran por el uso del costal, el
canasto o el sartén. Los banqueros, en cambio, nos cobran por las chequeras,
las tarjetas y los cajeros. Debe ser por eso que el Gobierno se preocupa. Y
debería preocuparse más.
Debe
ser por cosas como esas que detestamos a los banqueros, mientras adoramos a los
paperos.
OJALA EN TODO LO QUE SE ENVÍA Y REENVÍA LES LLEGUE A ASOBANCARIA
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